La comida casera en tiempos de pandemia
Las rutinas de trabajo y los horarios de oficina no fueron los únicos que se vieron modificados drásticamente durante el confinamiento, sino también, los hábitos alimenticios.
Ya sea por obligación, debido al gasto inusual que implicaba pedir comida a través de empresas deliveries, o por temor, ya que quienes contaban con recursos económicos para solicitar comida a domicilio, temían que, a través de la comida a domicilio, ya sea por la preparación o el transporte, podrían contagiarse de SARS-CoV-2 y enfermar del COVID-19.
Así también, tenemos un tercer tipo de personas, las que se encontraban aburridas y agobiadas dentro de sus viviendas y encontraron en la cocina, y en el arte de cocinar, uno de los principales refugios contra el estrés.
La cuarentena hizo posible que pudiéramos comer a las horas adecuadas, situación impensable antes de marzo del 2020, ya que gran parte de las personas se veía obligada a comer fuera de casa debido a la carga laboral, o al cansancio que ésta les dejaba.
La otra cara de este asunto es que por más que cuidásemos las porciones, y los alimentos con los cuáles preparábamos las comidas, el sedentarismo hizo que la gran mayoría de personas obtuviera algunos kilos de más.
Es por lo que la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) en una primera instancia elaboró y difundió unas recomendaciones alimentarias y de actividad física muy prácticas para poder adecuar la compra y la ingesta a esta nueva situación.
Evitar la compra por impulso, la ingesta de alimentos de compensación y la sobrecarga de productos ultraprocesados fueron unos de los primeros objetivos, así́ como promover distintos tipos de actividad física en los domicilios o terrazas, prestar atención a las fuentes de vitamina D (debido a no estar expuestos al sol por el confinamiento) y algunos alimentos de interés especifico para el sistema inmunológico, según menciona un estudio de la Universidad del País Vasco, publicado en el primer cuatrimestre del 2020.
El confinamiento para algunas personas fue un periodo en el que pudieron perfeccionar sus habilidades gastronómicas, ya que si estamos aburridos y estresados cocinar puede resultar divertido y relajante.
Para muchos el tiempo pasaba más lento durante la cuarentena obligatoria, lo que nos permitía relacionarnos a otro ritmo. En la cotidianidad, las personas cocinaban rápido y algunas veces por las prisas no alcanzaba el tiempo para comer en compañía, sin embargo, el periodo de confinamiento ha sido una oportunidad para reencontrarnos a través de la comida con nuestros seres queridos.
Así hayamos estado solos en ese periodo, una videollamada a la hora de comer o el pedir recetas a nuestros familiares, se volvió una nueva manera de acércanos.
La comida casera, esa que pasa a través de las recetas de las madres y padres, de las abuelas y los abuelos, se valoró más en el periodo en el que el COVID-19 ocasionaba millones de muertes diarias a nivel mundial, y en el que nos podíamos sentir seguros solo con una buena desinfección en casa, y queridos degustando lo que preparábamos con nuestras propias manos.
El dejar volar nuestra imaginación culinaria para prepararnos platillos deliciosos es algo que antes de la pandemia dejamos de valorar por salir a comer fuera, ya sea por pereza, por curiosidad o por practicidad; y es durante el confinamiento que recuperamos el pulso de prepararnos comida casera, así no hayamos tenido experiencia previa.